Durante mis años de experiencia cómo psicólogo deportivo en Palma de Mallorca, hay una serie de necesidades que son bastante comunes entre los deportistas de distintos deportes. Una de ellas tiene que ver con la concentración y la petición o necesidad de que ésta funcione al máximo durante todo el tiempo.
Así pues, ¿cómo puedo conseguir como deportista que mi concentración esté al máximo durante mucho tiempo? En este texto intentaré dar luz sobre esta cuestión, pero aviso de antemano que quizás os sorprenda mi respuesta.
Lo primero es lo primero, y por tanto lo que debemos saber es que en realidad, es una parte de nuestra capacidad psicológica de Atención. Así que lo que convendría saber es cómo va a afectar mi atención a mi rendimiento deportivo, por ello os aporto una imagen que estoy seguro que os resolverá muchas dudas. También podéis ver cómo influyen otros factores importantes cómo la autoconfianza, la respuesta ante el estrés, el análisis sobre los éxitos y fracasos, etcétera.
Cómo podéis ver, a nivel psicológico la atención tiene un papel muy importante en nuestro rendimiento, ya que influye directamente en el rendimiento mental, o dicho de otra forma, todo lo referido a toma de decisiones y por tanto los aspectos estratégicos y tácticos. A su vez, este rendimiento mental ejerce un poder superior sobre el rendimiento deportivo, dado que puedo disponer de una técnica y unas capacidades físicas en buen estado, pero las decisiones sobre qué acciones ejecutar en cada momento depende totalmente de este rendimiento mental.
Dicho esto, es muy normal, que para cualquier deportista, entrenador o club la concentración sea muy importante, y añado que si no lo es, debería empezar a ser fundamental en los planes de entrenamiento.
Así mismo, podemos apreciar que la atención se ve influenciada por un factor que llamamos el nivel de activación. El nivel de activación vendría a ser la cantidad de energía que imprimimos y utilizamos en un determinado momento; por tanto no es de extrañar que si en un momento importante de mi competición tengo un nivel de activación más alto del oportuno para realizar una acción (estoy con mucha energía, tenso, a muchas revoluciones…) mi atención sea condicionada y me cueste atender a los estímulos más importantes para tomar la mejor decisión. Por otra parte, si mi activación es más baja de lo necesario, voy a movilizar menos energía, es probable que mi atención se disperse y atienda a muchos aspectos que no son relevantes en esa situación.
Con toda esta información, podemos abordar mejor la cuestión de la concentración máxima. Hemos aprendido que la energía va a condicionar de una forma u otra mi atención, por tanto, debemos saber que mantener esa atención a un nivel alto de intensidad y durante mucho tiempo va a conllevar un gasto de energía desmesurado que nos va a llevar a la fatiga en cuestión de poco tiempo. Puesto que en el deporte realizamos un gasto de energía físico y mental, pretender que la atención sea máxima y duradera es el primer error, y pretender conseguirlo nos puede llevar a dificultades.
La atención podemos decir que consta de tres factores: la intensidad, la amplitud y la dirección.
- La intensidad de la atención se refiere a la cantidad de esfuerzo consciente que inviertes en atender a algo. Por ejemplo, un portero atiende a la cadera del que lanza el penalti, un tenista que en el calentamiento se fija en los golpes que le hacen daño al contrario, podrían ser ejemplos de intensidad de atención intencionada. Depende de la energía implicada en este esfuerzo y por tanto el nivel de activación nos va a influir.
- La amplitud de la atención se refiere a la cantidad de estímulos o señales a las que atendemos al mismo tiempo. Es nuestra amplitud de foco, si tengo un foco amplio mi atención está abierta a diversos estímulos (un defensor en un saque de esquina que atiende a su marca, la trayectoria del balón y zonas dónde despejar el balón), si tengo un foco estrecho mi atención se cierra en torno a uno o dos estímulos cómo mucho (un baloncestista que atiende a la tensión de su postura y sus muñecas en un tiro libre).
- La dirección de la atención se refiere a la procedencia de los estímulos dónde ponemos nuestro foco, pueden ser internos (el giro de muñeca en un golpeo de bádminton, la tensión en las piernas de un jinete, etcétera) o externos (la trayectoria del balón, la posición de mis compañeros, las instrucciones de mi entrenador, etcétera).
Por tanto, y a modo de conclusión, lo que un deportista necesita no es tener su concentración al máximo y durante mucho tiempo; sino que lo que necesita es:
- Tener un nivel de activación óptimo durante toda la competición que le permita atender con una intensidad adecuada y automática para no fomentar la fatiga mental.
- Saber cambiar la amplitud del foco atencional, para optimizar la energía empleada en atender a los estímulos necesarios para tener una buena toma de decisiones.
- Encontrar los atajos atencionales para rendir mejor en diversas situaciones, es decir, encontrar los estímulos de más calidad para tomar la mejor decisión.
- Saber alternar la atención interna y externa según la situación para recibir la información más relevante para rendir.
Por ello y cómo podéis ver, estos cuatro factores son entrenables y se deben entrenar para poder dar un rendimiento entre el 80 y el 100%. Estoy convencido de que entendéis mucho mejor porqué es importante el trabajo del psicólogo deportivo a nivel de entrenamiento de la atención, ya que muchos de los factores comentados requieren del entrenamiento de un profesional.
Para concluir e iniciaros en dicho entrenamiento voy a daros unas pautas sencillas para ese “¿cómo lo hago?” que es siempre lo importante para muchos de vosotros. Aquí os doy unos pasos a seguir para empezar a mejorar a nivel atencional:
- Es imposible no distraerse, pretender tener un trabajo atencional perfecto durante todo el tiempo, es sólo una intención, nunca debe ser un objetivo. Al igual que todos podemos cometer un error, todos nos podemos distraer. Se realista contigo mismo, ya que la capacidad de concentración es limitada.
- Nunca entrenes por inercia. Busca objetivos individuales que afrontar en cada ejercicio de entrenamiento, tener un objetivo que te motive, favorece que la atención se enfoque en los estímulos acertados para tomar buenas decisiones.
- Vive el momento. Tener mucha intensidad atencional no sirve de nada si la estás dirigiendo hacia el pasado (un error que has cometido antes) o hacia el futuro (¿qué pensará la gente si hago esto?). Tus acciones las realizas en el momento presente, las tomas de decisiones también, por tanto ¿qué sentido tiene que no estés atendiendo aquí y ahora?
- Diviértete. Si tienes confianza en tus acciones y sabes que estás capacitado para hacer algo, no tienes porque poner más intensidad atencional ya que estás acostumbrado a realizar esa acción atendiendo de forma automática. No abuses de la atención de forma consciente y voluntaria si ya dominas la técnica, deja que fluya tu talento y pásalo bien.